La fianza por los desmanes provocados por los manifestantes de la colonia 20 de Noviembre fue fijada en $150 mil pesos por cada una de las personas detenidas, sin embargo lo que pagó el ex representante del PRI ante el IFE, Julián Andrade Requena, tras haber atropellado y matado a un niño de 14 años por conducir en estado de ebriedad fue de $22 mil 500 pesos.
Las atenuantes del caso es que venía precisamente así, en estado de ebriedad y por lo tanto no puede imputarse intención alguna en el homicidio.
Lo curioso del caso es que medios de comunicación aseguraron que los manifestantes venían también en estado de ebriedad pero tal situación no los ha librado de una pena mayor, al contrario, hoy los manifestantes tendrán que pagar 7 veces más que Andrade Requena.
De estas piezas de irrealidad está plagada la vida en nuestro país y nuestro estado, cuando a menudo se advierten disparidades como esta en la impartición de justicia.
Es un hecho que nadie tiene derecho de adueñarse de la propiedad de otra persona. En Campeche debe de existir certeza jurídica para que el desarrollo y las inversiones confíen en nuestro estado, pero también es cierto que en el caso de la vivienda existen rezagos que no se han logrado cubrir, por la creciente demanda de vivienda en el sector más desprotegido.
Es responsabilidad de los gobiernos propiciar que cada ciudadano obtenga por a su propio trabajo, y gracias a una economía sana, los beneficios básicos para vivir, como lo es el alimento, la salud, la vivienda, la educación y ciertamente el empleo. De no ser así deberá proveerlo para equilibrar las necesidades más apremiantes de la sociedad.
Encontrar a los verdaderos responsables de la invasión y los intereses ocultos que siempre van detrás de las necesidades de los ciudadanos que legítimamente demandan una vivienda, deberá de identificarse para solucionar el problema de raíz.
Los vidrios rotos, la tensión entre los trabajadores del Palacio de Gobierno, el bloqueo de las calles y las formas son faltas que habrá que castigar, pero por sobre todo eso la pérdida de un hijo es infinitamente mayor y nadie quisiera pasar por ello.