Emma Bassett tenía dos días y probablemente las horas contadas antes de subirse ese día a una montaña rusa de un parque de diversiones.
Durante algún tiempo venía padeciendo mareos y dolores de cabeza por lo que sacó una cita con el médico para averiguar la causa.
Después de varios estudios y valoraciones el doctor dio su veredicto: Emma tenía un tumor en la cabeza que estaba bloqueando el riego sanguínea a su cerebro y estaba a punto de volverse mortal, el ajetreado recorrido, las vueltas tan bruscas y la agitación hicieron que la presión en su cerebro se liberara y le dieran algunos días más de tiempo que le permitirían ser operada quirúrgicamente.
“Fue un shock descubrir que había tenido este tipo de tumor creciendo dentro de mí, probablemente durante años, sin que yo me percatara nada al respecto”, explicó Emma.
La intervención fue sumamente complicada, al igual que su recuperación. Cualquier falla la hubiera dejado en estado vegetal, pero al final todo salió bien.
A 8 años de la operación tuvo que aprender todo de nuevo. Al principio no podía caminar, hablar o comer sola, pero a base de terapia las cosas han mejorado mucho y ya está en condiciones de hacer una vida normal.
“No puedo dejar de agradecer la suerte que tengo de estar viva.”