En la cuarta jornada de negociaciones de esta primera ronda de revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en Washington, las mesas debaten sobre temas peliagudos, como las reglas de origen o la resolución de conflictos. Hasta ahora, Canadá ha mostrado una gran disposición para limar asperezas con sus contrapartes estadounidenses y mexicanos. Lo vimos el pasado miércoles con la declaración de su ministra de Exteriores, Chrystia Freeland, y también a lo largo de estos días con la gestión de su negociador jefe, Steve Verheul.
Aún así, como explicaba Jerry Dias, el presidente de Unifor, uno de los principales sindicatos del país que incluye a las industrias automotriz, energética y de telecomunicaciones, a la prensa que cubre las conversaciones, “Canadá no debe tener miedo a abandonar las negociaciones”. En este sentido, Dias se mostró completamente de acuerdo a incrementar las reglas de origen de determinados sectores, como el de autos y acusó a México de haber conseguido la mayor parte de empleos manufactureros.
“Debemos unir fuerzas para tratar temas y problemas fundamentales” dijo afirmando que el gobierno canadiense y sus representantes están preparados. Además alabó la figura de Verheul, al que definió como un “gran negociador”. Pero, al ser preguntado si Canadá estaría mejor fuera del TLCAN, no dudó en señalar que, históricamente, el país genera un mayor porcentaje de crecimiento en sus exportaciones con países con los que no tiene un acuerdo comercial formal.
“Es hora de hablar de estándares laborales mínimos” enfatizó, aludiendo al asunto de los salarios en México, otro punto de fricción para algunos participantes en la negociaciones. México y Canadá ocupan el tercer lugar entre sus respectivos socios comerciales. Cada año, Canadá recibe aproximadamente a 20,000 trabajadores agrícolas, como parte del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales, el cual suele ser mencionado como un acuerdo modelo para la movilidad laboral a nivel internacional.