El impuesto creado por el Congreso en 2014, durante la administración pasada, nunca ha sido enfocado directamente a los programas de prevención y salud como muestran los datos de Hacienda, y 80 por ciento de lo captado va a gastos generales de gobierno, sin etiquetar.
El impuesto a bebidas azucaradas y comida chatarra fue creado para destinarlo a programas de prevención de enfermedades como obesidad y diabetes, pero no ha cumplido su propósito porque solo el 20% de lo recaudado se destina a ese propósito. El resto va a gasto general, sin etiquetar. Durante el último semestre, el gobierno otorgó a programas de prevención solo un peso de cada cinco que obtuvo a través de dicho impuesto.
De acuerdo a Hacienda, de enero a junio de 2020, el gobierno recaudó 23 mil 410 millones de pesos en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a alimentos y bebidas con alta densidad calórica.
Sin embargo, para el programa de Prevención y Control del Sobrepeso, Obesidad y Diabetes, la Secretaría de Salud (SSA) erogó solo 221 millones de pesos en dicho periodo, 0.9% de lo obtenido.
Este porcentaje crece si se incluye el programa presupuestario Prevención y Control de Enfermedades, que ejercen el IMSS, el ISSSTE y la SSA, que, en conjunto, erogaron cuatro mil 428 millones de pesos en el periodo referido. Con esto, la proporción sube a 19.9% de lo recaudado por el impuesto referido.
En los inicios del impuesto, entre 2014 y 2015, no se destinaba ni 3.0% de los ingresos a programas de prevención de la salud, por lo que, como revelan datos de Hacienda, el gravamen nunca ha sido enfocado directamente a estas estrategias.