Tal parece que las autoridades de Guanajuato han dado carpetazo a la controversia por la muerte de un estudiante jalisciense, pues mientras sus compañeros aseguran fue en manos de la policía del lugar donde se le vio por última vez a su compañero, la Procuraduría General de Justicia (PGJE) advierte policías no tuvieron nada que ver.
Como recordará, la semana pasada se denunció la muerte de Ricardo Esparza Villegas, estudiante de la Universidad de Guadalajara quien junto con otros compañeros acudieron a Guanajuato al Festival Internacional Cervantino, sus compañeros aseguran fue detenido el sábado 18 de octubre por policías y misteriosamente apareció muerto en un patio particular, de donde se dijo, se habría aventado del techo.
Pero para las autoridades guanajuatenses, en la muerte del estudiante jalisciense en Guanajuato no participaron policías. De acuerdo con el procurador Carlos Zamarripa Aguirre, la muerte del estudiante fue a consecuencia de las lesiones que sufrió al caer de tres metros de altura y en ello no tuvo participación elementos policiales.
La Procuraduría guanajuatense informó que, la noche del sabado dos policías de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE) interceptaron al estudiante Ricardo de Jesús Esparza Villegas, ante un reporte de un ciudadano que se quejó de que el joven había orinado en la puerta de su casa, pero no fue detenido.
El procurador señaló que los policías condujeron al estudiante con la propietaria de la vivienda para ofrecer disculpas por su falta y así evitar que fuera arrestado por cometer una falta administrativa.
En conferencia de prensa, el funcionario estatal afirmó que el joven murió en el patio de la vivienda donde fue encontrado por una caída aproximada de tres metros, luego de que se subió a la azotea y trató de descender tomándose de un tubo conectado a un calentador de agua que se desprendió.
Explicó que se investiga si en el hecho participaron terceras personas y afirmó que se desconocen las causas del porqué el estudiante llegó a la vivienda marcada con el número 28 del callejón Peña Grande.
Mientras tanto, sus compañeros exigen justicia, pues para ellos “no murió, lo asesinaron”.