Es del tamaño de un autobús impactará sobre la Tierra el viernes 23 según la NASA, que sigue con atención la trayectoria del ingenio espacial aunque insiste en que el riesgo para los habitantes del planeta es “pequeño”.
La probabilidad de que alguno de los restos del satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS), que pesa 5 mil 675 kilogramos, alcance a una persona es muy remota según la agencia espacial estadounidense, que la cifra en una entre 3.200. Se teme que pueda caer al agua y pueda provocar una gran ola que inunde sin previo aviso a ciudades costeras.
Por el momento, sólo se sabe que el artefacto espacial impactará en las latitudes situadas entre el norte de Canadá y el sur de Suramérica, un área que incluye la mayor parte del planeta, ya que es muy difícil estimar con precisión cuándo llegará a la Tierra un satélite fuera de control.
Esto es así porque cualquier pequeño cambio en la hora a la que el satélite reingresa en la atmósfera se traduce en miles de kilómetros de diferencia en cuanto al lugar en el que impactará.
Estaba previsto que el satélite llegara a finales de septiembre o principios de octubre, pero su caída se adelantará debido al fuerte aumento de la actividad solar la semana pasada.