El dueño del parque silvestre Marakele Predator de Sudáfrica, Mike Hodge, había ingresado al complejo en que se encuentra uno de los leones motivado por el olor que ponía nervioso al felino, pero algo salió mal.
Luego de avanzar unos pasos, Mike se percató de que el león se disponía a atacarlo, dio unos pasos para tratar de salir; sin embargo, fue inútil, fue alcanzado y arrastrado ante los gritos de terror de la gente que se encontraba en el lugar.
Tuvieron que realizar disparos al aire para que el león abandonara a su presa, tras lo cual el personal del parque entró y trasladó a Mike al hospital, milagrosamente solo resultó con lesiones en el cuello y la mandíbula, pero vivió para contarlo.
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