Una actuación defensiva casi perfecta combinada con un destello de Havertz le dieron al Chelsea su segunda Copa de Europa, a vencer 1-0 al Manchester City. El Chelsea se coronó campeón de la UEFA Champions League por segunda vez en su historia tras una actuación brillante ante el Manchester City en Oporto.
Los de Thomas Tuchel maniataron a su rival y aprovecharon el solitario gol de Kai Havertz para tocar el cielo.
La gran final tuvo una primera mitad que se ajustó bastante al guion esperado por todos. Un City con el control del balón, y un Chelsea agazapado y listo para salir a la contra. A los de Guardiola les faltó profundidad y último pase ante un equipo londinense siempre bien replegado, y sin embargo Sterling o Foden tuvieron ocasiones para adelantar a los suyos.
El Chelsea también amenazó con sus salidas rápidas, y sólo la falta de acierto de Timo Werner le impidió ponerse por delante. Recibió el revés de la lesión de Thiago Silva superada la media hora, pero se recompuso cuando un gran balón al espacio de Mason Mount fue aprovechado por Kai Havertz para adelantar al club de Stamford Bridge al filo del intervalo.
En la segunda parte Guardiola no hizo cambios en cuanto a jugadores, pero si intentó subir un peldaño la intensidad de su equipo. Sin embargo, el Chelsea seguía asentado con firmeza sobre el campo apoyado en un Kanté de nuevo imperial.
La suerte no cambiaba para un City que perdió a De Bruyne tras un fuerte golpe ante Rüdiger, y ya con Gabriel Jesús y Fernandinho en el campo Guardiola se dispuso a poner toda la carne en el asador. No logró el resultado buscado y gastó su última bala con la entrada de Agüero a poco más de diez minutos del final.
Pero la final estaba teñida un color azul intenso. Los hombres de Tuchel habían formado un muro infranqueable en torno al área de Mendy y el tiempo se fue diluyendo hasta que el pitido final convirtió al Chelsea en campeón de Europa por segunda vez en su historia.