Roberto Cuevas Noriega, director de Turismo del Ayuntamiento de Campeche, aseguró hay una nueva cultura colectiva entre los restauranteros de la calle 59 del Centro Histórico de la ciudad capital al tiempo que afirmó no son “antros” los que operan y que se realizan visitas de inspección para verificar diversos aspectos, entre ellos que respeten el giro autorizado, de lo contrario se harían acreedores a sanciones que podrían derivar en la clausura del lugar.
Asimismo, aseguró que para operar deben contar con la licencia de funcionamiento, la patente que otorga la Copriscam para la venta de bebidas alcohólicas y en materia de seguridad en la infraestructura del inmueble, tener un programa autorizado por Protección Civil.
El funcionario municipal agregó que los restauranteros ya instalados orientan a “los nuevos” para evitar incurran en irregularidades y afirmó que “gracias a la buena cultura de los mismos empresarios se ha dado esta competencia sana donde ellos informan a los demás cómo se deben hacer las cosas”.
Aseguró que “siempre están pendientes” del funcionamiento y envían inspectores para que la calle 59 opere de la mejor manera, y en el presente año las visitas fueron para la renovación de sus licencias de funcionamiento o tramitar una nueva, sin detectar irregularidades.
De igual manera, aseguró se respetan los niveles de decibeles autorizados, e indicó que la caratula de la bocina debe estar con dirección al interior del restaurante. Comentó son 17 los restauranteros con autorización para venta de bebidas alcohólicas pero también hay otros giros en la zona, como oficinas, tienda de artesanías, tour operadores, consultores.
-Si hacemos una visita y detectamos que no tienen giro de restaurante, pueden tener una multa o sanción hasta el cierre pero todos han cumplido. Este año aún no hemos comenzado con las revisiones; el año pasado, previo a la Semana Santa, se aplicaron y hubo tres clausuras, suficientes para que los demás se pusieran en orden.
Por último, enfatizó hay un reglamento dictaminado junto con el INAH, y se trata de respetar cada uno de los puntos por lo que cuando hay algún conflicto, se habla con los propietarios y se ha solucionado “en base a lo que está escrito”.