Embarcaciones de la Marina y Pemex y un helicóptero Súper Puma de la Presidencia de la República que buscaban al australiano Aaron Wesley Houweling desde Frontera, Tabasco, hasta Lerma, Campeche, encontraron el cuerpo sin vida del trabajador petrolero este jueves en las primeras horas de la tarde.
El comandante de la Tercera Zona Naval con sede en Ciudad del Carmen, Joaquín Esteban García Silva-Pérez, informó que de acuerdo con el protocolo de rescate y búsqueda, luego de un naufragio la búsqueda de los extraviados debe continuar por cinco días más y luego se hace menos intensa, pues disminuyen las probabilidades de éxito pero en esta ocasión dio resultado al poder localizar el cuerpo del trabajador australiano.
La búsqueda del australiano –extraviado hace seis días en altamar al evacuar junto con nueve personas la plataforma Trinity II, propiedad de la compañía estadunidense Geokenetics– se había complicado debido a los fuertes vientos y el oleaje. Los seis sobrevivientes del Trinity II que permanecían en el hospital de Petróleos Mexicanos (Pemex) y fueron dados de alta el lunes denunciaron que la balsa salvavidas en la cual desalojaron la estructura era muy pequeña y carecía de provisiones, por lo que tuvieron que beber sus orines para sobrevivir durante los tres días que estuvieron extraviados.
Aunque a ninguno de los seis sobrevivientes (los mexicanos Rubén López Villalobos, Eliaquín López Trinidad, Luis Manuel Escobar y Rubén Martínez Velásquez, así como los estadunidenses Ted Derice y Jeremy Parfaeit) se les ha permitido hablar con medios de comunicación, el subprocurador general de Justicia del Estado, Daniel Martínez Morales, reveló parte de sus declaraciones ministeriales, en las que coinciden que no les avisaron a tiempo de la entrada del temporal.
Los 10 empleados de Geokinetics evacuaron la plataforma Trinity II –donde realizaban estudios tridimensionales en busca de yacimientos petroleros– luego que la estructura sufrió daños a consecuencia del oleaje y los vientos que causó la tormenta tropical Nate; sin embargo, la única balsa disponible sólo tenía capacidad para cinco personas e igual cantidad de chalecos salvavidas.
Los trabajadores acordaron turnarse a bordo de la balsa y dar los chalecos salvavidas a quienes estuvieran fuera, atados a la nave. La balsa, conocida como mandarina debido a su color, tampoco tenía suficiente avituallamiento para que los náufragos soportaran hasta una semana en altamar.
Los sobrevivientes narraron que juntaron sus orines en un recipiente para beberlos. Ello permitió a la mayoría salvar la vida, aunque fallecieron los estadunidenses Nicholas Ray Reed y Craig Joseph Myers, así como Khan Nadimuzzaman, de Bangladesh.