Este sábado, las autoridades federales de Estados Unidos llevaron a cabo su decimotercera y última ejecución en seis meses.
Dustin Higgs, un afroestadounidense de 48 años, recibió una inyección letal en la penitenciaría federal de Terre-Haute, en el estado de Indiana, informó The New York Times.
El condenado fue declarado muerto a la 01:23 horas, indicó el diario neoyorquino citando una declaración de la Agencia Federal de Prisiones.
Una noche de enero de 1996, Higgs invitó a tres mujeres jóvenes a su apartamento cerca de Washington, con dos amigos. Después de que una de las chicas rechazara sus avances, él se ofreció a llevarlas a casa, pero, en lugar de ello, se detuvo en una reserva natural federal.
En ese lugar aislado ordenó a uno de sus amigos que disparara a las tres mujeres.
En 2000, fue condenado a muerte por secuestro y asesinato. El autor de los disparos fue sentenciado a cadena perpetua.
“Es arbitrario e injusto castigar al Sr. Higgs más que al asesino”, dijo su abogado, Shawn Nolan, en una solicitud de clemencia dirigida a Trump a finales de diciembre.
Pero el presidente republicano, defensor acérrimo de la pena de muerte, no accedió. Por el contrario, su administración actuó ante la justicia para poder realizar la ejecución antes de que abandonara la Casa Blanca el próximo miércoles.