Van varias veces en que las preguntas formuladas a la actual alcaldesa de Campeche la incomodan, le hacen titubear y enredarse en la respuesta.
La anterior administración ha sido la más cuestionada de los últimos trienios y no solo porque los servicios públicos sufrieron un deterioro nunca antes visto, sino porque muchos esperaban que revelara los supuestos malos manejos de las administraciones priístas.
Esto no fue así. Hubo amagues de soltar listas de aviadores, contratos amañados, desvíos de recursos pero estos nunca se dieron.
Expertos en temas de transparencia aseguran que no hay manera de saber la verdadera nómina del ayuntamiento y que si esta algún día es revelada, al menos bajo las actuales reglas, es porque hubo voluntad y no porque la ley los obligue. Para muchos los datos que nos han otorgado hasta ahora, son listas rasuradas que no reflejan la verdad.
Muchos dicen que los nombres que ahí aparecen harían sacudir a prácticamente toda la clase política: Mamás de unos, hermanos, hijos, padres y amantes de otros.
Pero al final son leyendas urbanas mientras alguien no demuestre lo contrario y se tenga voluntad de hacerlo.
Tal parece que los secretos de la Comuna exigen, como si fuera una secta medieval, guardarse como lo han hecho todos los antecesores. Lo hizo Víctor Méndez, Jorge Carlos Hurtado, Fernando Ortega, Oznerol Pacheco, Carlos Rosado Ruelas y Bety Selem.
Beatriz Selem dijo que en su momento revelaría datos y hechos que darían luz a los enredos de su socavada administración, pero aún no lo ha hecho.
Han pasado y pasarán auditorías, contralores, supervisores, expertos, opositores y más, y las cuentas siempre han cuadrado en el Ayuntamiento. Será porque alguien siempre las cuadra en todas las administraciones; pero lo que no cuadra es que la ciudad esté a punto del colapso, aun cuando todo está y haya estado “súper bien”.
La administración de Ana Martha inició como bocanada de aire fresco después de la anterior. Muchos o todos quieren ver que las cosas cambien lo antes posible, pero los campechanos queremos saber qué está pasando.
¿De dónde está encontrando financiamiento el ayuntamiento? ¿Cómo lo consiguió incluso antes de haber tomado posesión del cargo? ¿Cuáles son las condiciones? ¿Cómo terminará afectándonos a los ciudadanos?
Por ahora nadie lo sabe, todo lo que hay son especulaciones: Su familia, amigos y constructores que apoyaron su campaña son las respuestas más recurrentes a la pregunta que es la estrella del show: ¿Quién está financiando el programa de bacheo? Porque es un hecho que esta inyección de recursos vino de una fuente poco convencional.
Todos estuvimos de acuerdo en que sea Ana Martha la que solicite al congreso un proyecto para contratar deuda y echar a andar los maltrechos servicios que el ayuntamiento presta a la sociedad. Sabemos que tendrá que tomar decisiones complicadas, pero los campechanos esperamos que esas decisiones sean tomadas en una caja de cristal.
Ya no nos importa cómo, ni quién los financie; las calles y los servicios están tan mal que lo único que queremos es que las cosas mejoren y ya.
Sean su papá, su familia, sus amigos, benefactores, el gobierno estatal o todos juntos los que den vida a la “Primera Etapa del Programa Emergente de Bacheo”, los campechanos merecemos saber quiénes están involucrados y a cambio de qué, y así asumir juntos el costo.
Tapar los baches de la administración de Carlos y Bety, no quiere decir darle carpetazo a investigar y sancionar lo que así lo merezca; y tampoco debe ser en pago de lo que hizo Calos Rosado Ruelas por Oznerol Pacheco y este por Fernando y este por y así hasta el inicio de toda la historia.
¿Seguirá Ana Martha manteniendo esa tradición de opacidad en el Ayuntamiento de Campeche que parece contagiar de “Secreto Dogmático” a cuanto se sienta en esa silla a presidir el cabildo?
Esperamos que la respuesta venga sin titubeos y apegada estrictamente a la verdad, y que sus acciones las definan los retos y no los asuntos que hay que tapar y esconder.