Sus ancestros fueron perseguidos por sus creencias religiosas, actualmente, ellos, los menonitas, se enfrentan en México a la persecución de narcotraficantes que los han obligado de trasladarse del Norte del país a tierras campechanas, donde también, afirman, resienten el hostigamiento de instituciones federales, como la Profepa que los acusa de deforestar.
Según el Diario de Yucatán, La persecución parece ser el común denominador de este grupo, cuyos integrantes , aunque son mexicanos, se resisten a integrarse de lleno a la vida social y política de la entidad, no así a la productiva, donde destacan como agricultores.
Frank, quien pide que le llamen Francisco, o mejor aún “Pancho”, es de uno de los menonitas que habitan en un campamento ubicado en las inmediaciones del ejido Chencoh, en Hopelchén. Es de los que no usan overol, de los que han dejado atrás los tabús y conducen vehículos de gasolina y hace uso de la radiocomunicación.
“Nosotros vivíamos en Chihuahua, pero la situación en ese lugar se volvió insoportable por la inseguridad, el narcotráfico; varios nos venimos para Campeche, porque ya no soportábamos: nos robaban las cosechas, nos exigían cuotas, nos perseguían para que los ayudáramos, la cosa por allá está muy dura. En Campeche es otra cosa”, revela “Pancho”.
Sin embargo, en Campeche, los menonitas, particularmente los que habitan en los campamentos de Las Palmas y El Temporal, también se enfrentan a otro tipo de persecución, la de las autoridades de la Profepa que constantemente los acusan de deforestar para producir carbón.
“Nosotros cumplimos con los permisos, no dañamos, pero pues nos acusan de ello y, por eso, para evitar este tipo de problemas, mejor hemos decidido dejar de fabricar carbón, no queremos problemas, nada que afecte la tranquilidad”, subraya el encargado de la operación de los silos de maíz en Las Palmas que omite su nombre “porque no está autorizado a hablar”.
Los menonitas en Campeche son alrededor de 2,000 familias (poco más de 14 mil personas) que habitan en siete campamentos; el 80% de ellos son nacidos en territorio nacional y de acuerdo con el Instituto Federal Electoral cuentan con credencial de elector, “pero hasta ahora ninguno de ellos ha emitido algún voto en los comicios estatales”.
Esa es otra de las características de los pobladores de estas localidades, pues por un lado están abiertos a la actividad comercial con el “exterior”, pero no ejercen derechos ciudadanos a que ya tienen acceso, como elegir a los gobernantes de los municipios y de los estados en que están asentados. Por ahora.
Los menonitas se gobiernan por dos representantes en cada comunidad, aunque ambos tienen la responsabilidad, pero sólo uno gobierna cada año. Es decir, se eligen por parejas para luego dividir el mandato. Son una especie de autoridad gestora interna y externa.