El papa Francisco llegó a la ciudad brasileña de Río de Janeiro para una visita de una semana en el que es su primer viaje internacional desde que fue entronizado y para participar en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica.
El máximo líder de la iglesia católica, sonriente y aparentemente muy buen dispuesto, fue recibido al pie de la escalerilla del avión por la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien, como anfitriona, le presentó uno a uno en la propia pista del aeropuerto a varios miembros de su Gabinete y al presidente del Congreso, Renan Calheiros.
Francisco recibió flores de dos jóvenes, a quien agradeció con besos en la cabeza.
El pontífice desembarcó acompañado por el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone; y por los cardenales Marc Oullet, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, y el brasileño Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
En su primera actividad en Río de Janeiro el papa realizará un recorrido por algunas calles del centro de la ciudad a bordo de un papamóvil abierto y sin blindaje, que inicialmente no estaba previsto en la agenda oficial.
Tras su primer encuentro con la población, Francisco se dirigirá al Palacio de Guanabara, la sede de la gobernación de Río de Janeiro, para la ceremonia protocolaria de recepción y para un primer encuentro privado con Rousseff.