La fiesta de todos los Santos y fieles difuntos es la oportunidad del ser humano de aceptar que su paso por la tierra no es eterno, reflexionó el vocero de la Diócesis de Campeche, Gerardo Casillas González, en rueda de prensa.
“El 2 de noviembre es aceptar que no somos eternos en la tierra, somos peregrinos, pasajeros y efímeros, el día de los difuntos es una fuerte tradición campechana, de ir a los cementerios y columbarios, a orar por nuestros seres queridos que ya partieron, demostrar que el amor por ellos sigue vivo, porque solo el amor es eterno”.
Casillas González subrayó que poner una veladora, ofrecer una oración y pedir por ellos en la santa Misa es una obra de misericordia.
“Orar por los difuntos es hacer una obra loable de compasión, pues el que por otros pide, por sí aboga”.
Explicó que la preparación del pibipollo representa el caminar de la iglesia, pues es una comida-sacramento que se anhela y se espera desde tiempo atrás y que dura tantos días de tenga.
“Podemos hacer alusión a la Iglesia que se reúne en torno a la Eucaristía, comida que no cansa ni se agota, y de la cual todos participan, tanto en la preparación como en el gozo de la celebración, en el compartir la vida, ya que el alimento es para los vivos que recordamos a los que han muerto”.
El vocero de la Diócesis de Campeche dijo que en la celebración de los fieles difuntos la indulgencia como el perdón de las culpas derivadas del pecado representan una parte importante, es este sentido manifestó que de 1 al 8 de noviembre se puede ganar una indulgencia por día para un difunto en particular.
“Tú puedes sacar del purgatorio a 8 parientes durante estos días de gracia, para ellos es necesario estar confesados, asistir a Misa y comulgar, rezar Padrenuestro, Avemaría y Gloria por las intenciones del Papa, hacer una visita al cementerio o lugar de nichos para cenizas de difuntos y hacer el ofrecimiento de la indulgencia por el difunto que se desea aplicar”.