Este sábado, el príncipe Felipe fue enterrado en la bóveda real de la capilla de San Jorge, adyacente al castillo de Windsor.
El servicio fúnebre fue presidido por la reina Isabel II y contó con sólo 30 asistentes de la familia real británica.
El cortejo inició luego de un desfile militar para honrar los años que el duque sirvió en el ejército.
Durante más de doce años, el príncipe sirvió en la Royal Navy y mantuvo estrechos vínculos con las fuerzas armadas durante toda su vida. El personal de militar tuvo un papel importante en honrarlo el sábado a pesar del límite de asistencia.
La carroza, un vehículo híbrido customizado por el mismo Felipe, llegó a la capilla de San Jorge flanqueado por representantes de diferentes regimientos militares y seguido por sus cuatro hijos en la primera línea, tras una procesión de unos 15 minutos desde el castillo.