Con olor a fresa o sandía y un aspecto similar a la mariguana, el “spice” se ha convertido en una de las nuevas drogas sintéticas más consumidas por los estadounidenses que subestiman la peligrosidad de la sustancia, anunciada como “incienso” o “popurrí” en coloridos paquetes.
Con un precio de 25 dólares por tres gramos y medio, el consumo de “spice” se ha multiplicado en los últimos años y, con él, el número de personas que sufren vómitos, espasmos, alucinaciones o episodios psicóticos.
A pesar de que no existe un perfil de consumidor, el mercado de “spice” -conocido en la calle como “K2”, “fuego de Yucatán”, “Genie” o “Bombay Blue”- mira hacia jóvenes a los que muestra la droga de una forma atractiva e inofensiva con diferentes sabores y llamativos paquetes de colores, similares a los de los dulces.
Entre las diferentes marcas, destacan “Scooby Snacks”, con la foto del dibujo animado Scooby-Doo, y “Bizarro”, nombrado así por uno de los villanos enemigos de Superman en la historia de ficción y cuyos envases de color púrpura están marcados con una “S” al revés.
Durante los ocho primeros meses de 2015, los centros de control de intoxicación y envenenamiento de EU han recibido más de 5 mil 700 llamadas de urgencia para pedir información sobre cómo actuar ante una sobredosis de “spice”, una cifra superior a la de 2014, cuando 3 mil 682 personas llamaron a estos centros.