El presbítero Artemio Jacobo Jiménez está impedido para ejercer el ministerio sacerdotal en cualquier parroquia de Campeche, por los problemas que ha causado al proclamarse vidente y asegurar que habla con la Virgen María, razón por la que lo “sacaron” de la Diócesis de Puebla hace unos cinco años.
Pero no sólo le prohibieron oficiar misa o realizar cualquier otra actividad sacerdotal en Campeche, donde ya causó desmanes en Pomuch, Hecelchakán, tampoco lo puede hacer en Tabasco, Yucatán y en la prelatura de Cancún-Chetumal, precisó Alvaro Barrera Pinzón, vicario episcopal del clero campechano.
El vocero de la Diócesis de Campeche destacó que la irregularidad del padre Artemio, originario de Puebla y sacerdote desde hace 15 años, no es de índole moral ni trasciende al ámbito de la justicia penal.
“Tampoco se ha dado muestra de que el sacerdote busque estímulos económicos, ni tampoco es algo parecido al caso de La Nueva Jerusalén”, puntualiza el párroco. Empero destacó que en Pomuch manipuló a la gente, para que no lo sacaran de la parroquia que le asignaron, tras su llegada a Campeche en 2008.
Barrera indicó que situaciones como estas ocurren siempre, pero la Iglesia lo ha logrado arreglar y que no hay prueba alguna de que Artemio tenga el don que asegura tener, y aunque no hay evidencias de locura en él, lo que dice o hace ameritó una orden que desobedeció.
En el padre Artemio pesa también la suspensión como fraile agustino que ordenó el Vaticano, por haber mentido respecto a sus antecedentes en Puebla. Tras la orden del Obispo Ramón Castro Castro, lo único que se sabe es que aún está en la entidad, pero nadie sabe dónde con exactitud.