El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presentaron el estudio “Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes en México, 2008-2010” que analiza las particularidades de la pobreza infantil y las tendencias observadas en ese periodo.
Según el estudio, el número de niñas, niños y adolescentes (de 0 a 17 años) pobres no se incrementó entre 2008 y 2010.
Sin embargo, los niveles de pobreza de este grupo de población fueron más altos en comparación con el resto de la población mexicana. En 2010, la población infantil y adolescente que se encontraba en situación de pobreza era de 53.8 por ciento (21.4 millones) en comparación con el 46.2 por ciento (52 millones) de la población en general.
En el caso de la pobreza extrema, 12.8 por ciento de la población infantil y adolescente la padecía en 2010 (5.1 millones) frente al 10.4 por ciento (11.7 millones) entre la población en general.
El estudio realizado por UNICEF y CONEVAL, se sustenta en la metodología para la medición multidimensional de la pobreza y toma en cuenta lo que señala la Ley General de Desarrollo Social (LGDS). Dicha metodología parte de la premisa de que la pobreza es más que la escasez o insuficiencia de recursos, por lo que requiere ser abordada bajo una perspectiva multidimensional basada en los derechos sociales.
Isabel Crowley, Representante de UNICEF en México destacó que “la alta proporción de niñas, niños y adolescentes en pobreza (54%) y pobreza extrema en México (13%), constituye una violación de sus derechos, lo cual es inaceptable y muestra la necesidad urgente de tener una adecuada combinación de políticas universales que garanticen el acceso a los servicios básicos y el pleno respeto de los derechos para todos los niños y niñas en México”.
“La probabilidad de que la pobreza en la infancia se vuelva permanente y se reproduzca en la siguiente generación es más alta que en el caso de los adultos, lo cual compromete el desarrollo económico y la cohesión social del país”, destacó Crowley.
Por su parte Gonzalo Hernández Licona, Secretario Ejecutivo del CONEVAL, señaló que “en 2010 aumentaron las coberturas básicas de salud, seguridad social, servicios básicos de vivienda y el rezago educativo para la población infantil, en donde tenemos una cobertura del 95 por ciento de niñas, niños y adolescentes que asisten a la escuela. El reto es la atención a la población infantil que está fuera de edad en el proceso educativo y que es complicado hacerlos regresar a la escuela”, aseguró.
“Las familias con niñas, niños y adolescentes tuvieron un crecimiento en la carencia de acceso a la alimentación y disminuyeron sus ingresos entre 2008 y 2010. La población infantil que presentó mayores niveles de pobreza y vulnerabilidad fue 0 y 5 años.
El estudio revela que 7 de cada 10 niñas, niños y adolescentes indígenas vivían en pobreza en 2010. Por ello, es relevante invertir en la niñez y adolescencia de forma progresiva y continua, así como atender las carencias sociales en materia de salud, alimentación y educación”, sostuvo.
Otra de las consideraciones relevantes que señala el estudio es que la población infantil y adolescente en situación de pobreza no es un grupo compacto ni homogéneo. La pobreza afecta en mayor grado a las poblaciones indígenas y en las zonas rurales.
La metodología de medición de la pobreza desarrollada por CONEVAL representa una valiosa herramienta analítica porque, además de la dimensión del ingreso de las familias, valora el cumplimiento básico de los derechos sociales, lo que permite identificar la magnitud, intensidad y características de distintos grupos poblacionales que viven en situación de pobreza o vulnerabilidad.
Esto resulta particularmente relevante en el caso de la niñez y de la adolescencia, ya que la medición basada exclusivamente en la dimensión del ingreso monetario no refleja todas las aristas, complejidad y heterogeneidad de la pobreza.
Durante la presentación participaron también Mario Luis Fuentes, Director del Programa de Estudios sobre Desarrollo de la UNAM y Rodolfo de la Torre, Jefe de la oficina de investigación en Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en México (PNUD).