El tradicional barrio de San Román se cimbró con el amor y el fervor que se dejó sentir este domingo, con la bajada del Señor de San Román.
Entre cánticos, alabanzas y porras, el Cristo de la fraternidad y el amor fue bajado de su nicho y colocado al alcance de los campechanos, quienes inmediatamente hicieron fila para besarlo.
Desde las once de la mañana, la fiesta en los alrededores del templo se hizo presente.
La música sonaba por todo el atrio del recinto y se expandía a las afueras del tradicional barrio, en tanto los asistentes esperaban el inicio de la liturgia.
En punto de las 12 del día, el rector del Santuario del Cristo Negro, Fernando Manzo Barajas, inició la celebración eucarística.
Personas de todos los municipios, en especial del Camino Real, acudieron para venerarlo, así como las reinas de las fiestas tradicionales.
Mestizas elegantemente ataviadas, niños con flores en las manos, y personas de la tercera edad portando sus veladoras, fue la imagen más peculiar en este día de fiesta.
A la una con quince minutos, el rector Fernando Manzo, hizo un llamado a los católicos para conservar la calma; y es que en esos momentos, la santa imagen fue bajada de su altar por los custodios.
Los cánticos arreciaron junto con las oraciones que brotaban con las lágrimas de algunos fieles que no pudieron evitarlo.
Cerca de 500 personas hicieron fila para tocarlo con flores y llevarlas al familiar enfermo que por motivo de salud no pudo llegar.
Los católicos podrán besar y tocar al Cristo hasta el próximo 9 de septiembre, día en que saldrá a llenar de bendiciones el litoral campechano con el tradicional paseo por mar.