Mucho se ha hablado de la transformación del programa alimentario social de “Oportunidades” a “Prospera”, pero de acuerdo con Abelardo Ávila Curiel, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, esto va más allá de un simple cambio de nombre.
Señaló que Oportunidades se transforma a Prospera debido a la inadecuada política que realiza en la distribución de los apoyos, pues mientras el dinero destinado es, en teoría, para el desarrollo integral de los que menos tienen, otros problema se ha acrecentado a consecuencia de ello.
Las personas beneficiadas con el programa están comprando comida, pero comida chatarra que han desencadenado sobrepeso y obesidad en las zonas más marginadas, por lo que los objetivos nunca se alcanzaron y solo se había disfrazado el problema.
Reportes del Seguro Popular advierten que tan sólo en los últimos seis años el consumo de galletas en estas regiones se elevó 4000%.
Esta situación se ha convertido en una doble catástrofe de salud, porque ahora hay una población desnutrida y obesa, afirma Abelardo Ávila Curiel, quien ha sido coordinador general de las Encuestas Nacionales de Alimentación y Nutrición en el Medio Rural 1989, 1996 y 2006, así como ha participado en los Censos Nacionales de Talla 1999 y 2004.
“Caímos en muchas trampas que afortunadamente la presente administración federal está reconociendo, que este programa está funcionando mal, que no se ha abatido la pobreza y por lo tanto debe haber una transformación”, destaca.
Con la transformación de Oportunidades a Prospera, de acuerdo con sus diseñadores, el reto ahora es lograr una cultura de autocuidado en la población beneficiaria, para lo cual el tema de salud se fortalecerá de manera muy amplia.