Son las políticas en materia de turismo de los estados las que afectan las zonas arqueológicas, y es que cada 168 horas de pierde un espacio histórico, señaló el arqueólogo Manuel Gándara Vázquez durante su ponencia sobre el patrimonio como parte de las actividades por los 80 años de la creación del INAH.
Manifestó que también el ambulantaje en las zonas arqueológicas son efecto indirecto del turismo y aclaró que no significa que quienes visitan los espacios arqueológicos sean los culpables, pues dijo que el patrimonio es de todos y por tanto todos aportan a que se conserve o se destruya.
En el caso de Chichén Itzá comentó que se han erosionado los escalones por el constante uso de los turistas, y como esta zona arqueológica, muchas otras registran daño en todo el país.
“Las zonas arqueológicas no son del INAH, el instituto las tiene bajo su resguardo pero es de todos, y debemos procurar su conservación, pues es alarmante que en tan poco tiempo se estén perdiendo”.