La muerte de 51 partidarios del presidente depuesto de Egipto, Mohamed Morsi, en un ataque de la policía y las Fuerzas Armadas colocó el lunes al país al borde de un conflicto civil, con los grupos islamistas llamando a un levantamiento nacional en contra del golpe de Estado y con la legitimidad y unidad del nuevo Gobierno de transición seriamente dañadas. Desde su feudo de Ciudad Nasser, el distrito de El Cairo en el que han acampado, los Hermanos Musulmanes prometieron intensificar su campaña de protesta popular tras la matanza. Por su parte, el nuevo presidente interino aupado por los militares, el juez Adli Mansur, emitió un decreto en el que se concedió la facultad de emitir leyes y estableció los plazos para renovar las instituciones. Debería haber, según ese calendario, un referéndum constitucional en cinco meses y elecciones legislativas en seis.
“El Gobierno del golpe fascista ha cometido una clara masacre contra manifestantes a favor de Morsi y de la democracia durante los rezos de la madrugada, con balas del Ejército”, dijo este lunes Esam el Erian, vicepresidente del Partido Justicia y Libertad, brazo político de los Hermanos Musulmanes. Mantiene esa formación política que sus simpatizantes fueron primero atacados por personas armadas vestidas de paisano que luego dieron el relevo a las fuerzas del orden, que cargaron con gas lacrimógeno, perdigones y disparos. El partido islámico se refirió en un comunicado al ataque como parte de “una exterminación masiva de manifestantes pacíficos”.
Los partidarios de Morsi mantienen que fueron atacados mientras rezaban. El Ejército dijo a través de un portavoz, el coronel Ahmed Ali, que varios “terroristas” abrieron fuego contra los soldados e intentaron “asaltar” el cuartel para liberar a Morsi. La televisión estatal emitió el lunes un vídeo de un supuesto partidario de Morsi avanzando hacia los uniformados con una pistola en la mano. Al menos un soldado resultó muerto.
El presidente interino Mansur asumió el lunes todos los poderes del nuevo Gobierno y, en un decreto, estableció una serie de plazos concretos para elegir nuevo parlamento y ejecutivo en las urnas. En dos semanas se creará un comité para redactar enmiendas a la constitución de corte islamista aprobada en las urnas en diciembre, que los militares suspendieron el miércoles, día del golpe de Estado. El nuevo texto enmendado deberá someterse a votación en cuatro meses y medio. Tras su aprobación en referéndum, se convocarán las elecciones parlamentarias, antes de seis meses. Después de que se reúna el nuevo congreso, se convocarán las presidenciales.
El país ha quedado dividido entre islamistas y sus oponentes, la brecha entre ambos más profunda que nunca tras lo que se considera la mayor matanza en el país desde que cayera el régimen de Hosni Mubarak, en 2011. Solo horas antes de la carga de las fuerzas de seguridad, decenas de miles de personas celebraban en la plaza de Tahrir la creación de un nuevo Gobierno y la caída de Morsi, en un ejercicio de gratitud al Ejército, que envió a sus cazas y helicópteros a sobrevolar a la multitud. En un par de ocasiones, los aviones militares trataron de dibujar un corazón en el cielo con las estelas de sus sistemas de propulsión, un guiño a los detractores de Morsi.