El termómetro no superaba los -10°C en Nueva York este miércoles, pero se espera que la intensa ola de frío que afecta a buena parte de Estados Unidos y Canadá desde hace una semana deje paso en las próximas horas a temperaturas más clementes. Washington amaneció bajo un gran cielo azul a -8°C, mientras que Chicago recibió el día a -18°C.
Pero, tal y como anunciaron los meteorólogos estadounidenses, las temperaturas comenzarán a subir a media jornada, «al tiempo que las masas de aire ártico responsable de este frío penetrante se difuminan». En Washington el termómetro se situaba en -3°C durante la jornada y a -9°C en Chicago, donde hasta el mar se congeló.
Una veintena de personas han fallecido desde el inicio del año por la ola de frío, entre ellas cuatro hombres de 48 a 63 años muertos durante el fin de semana en Chicago de un infarto cuando sacaban la nieve frente a su domicilio. El cuerpo de una mujer de 90 años fue encontrado el lunes en la nieve cerca de su vehículo en Ohio.
El transporte aéreo, de todas formas, seguía sufriendo las consecuencias de estas temperaturas excepcionalmente bajas. El sitio especializado Flightaware.com informó a primera hora del miércoles que 664 vuelos habían sido anulados y otros 1.000 sufrían retrasos. En total 18.000 vuelos han sido cancelados en Estados Unidos desde el pasado jueves.
Los aeropuertos de Nueva York, Washington, Atlanta, Chicago y Detroit son los más afectados de Estados Unidos. El de Toronto, en Canadá, conoció igualmente el caos durante varias horas y se vio obligado a suspender el martes el tráfico por el intenso frío que congeló algunas partes de los aviones durante seis horas, mientras la policía canadiense tuvo que mandar refuerzos para contener la ira de algunos pasajeros.