Andrés Manuel López Obrador junto con el pueblo de Tabasco y de México hicieron un juramento patriótico de luchar, sin tregua ni descanso, hasta revertir las reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución promovidas por el priista Enrique Peña Nieto para entregar el sector energético nacional a particulares, sobre todo a corporaciones extranjeras.
En el marco de la ceremonia de la conmemoración del 76 Aniversario de la Expropiación Petrolera celebrada en Villahermosa, Tabasco, expresó: “Hacemos este juramento público convencidos de que la llamada reforma energética fue aprobada para legalizar un robo en perjuicio del pueblo y de la nación”.
Desde la Plaza de la Revolución Tabasco 2000, el presidente del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), negó que sea verdad que falte dinero o tecnología y que por eso deba privatizarse el petróleo y el sector energético en su conjunto.
“Pemex es una de las empresas más rentables del mundo y, en caso de requerirse tecnología, ésta se puede obtener sin compartir utilidades con nadie”, aseguró al decir que la verdad es que el principal problema de Petróleos Mexicanos, de la Comisión Federal de Electricidad y de todo el gobierno, es la corrupción imperante; pero en vez de erradicarla, los malos gobernantes están decididos a profundizarla y extenderla.
Ante los tabasqueños, López Obrador explicó en esencia lo que significa la llamada reforma energética: Contratos leoninos para transferir utilidades de la nación a traficantes de influencias y a empresas del país y del extranjero; Menos ingresos para la hacienda pública por el petróleo y la electricidad, y mayores subsidios a las empresas privadas del sector energético.
También: Aumentos de impuestos y alzas constantes en los precios de las gasolinas, el diésel, el gas y la electricidad, para compensar el desfalco de las finanzas públicas.