Entre la multitud de hazañas obtenidas en la carrera del formidable Héctor Espino destaca una de ellas debido a su importancia: los 46 cuadrangulares que conecto en la Temporada de 1964, que este día ajusta medio siglo de impresionar al mundo de la pelota mexicana.
Sin duda, este es uno de los récords más importantes en la historia de la Liga Mexicana de Béisbol, el cual, en la actualidad sigue vigente entre bateadores derechos y mexicanos.
El ídolo chihuahuense jugaba con los Sultanes de Monterrey cuando llegó a 46 batazos de vuelta entera, jonroneando en el desaparecido parque del Seguro Social de la capital del país, ante un lanzamiento del zurdo Jesús Robles de los Tigres capitalinos.
Aunque su cifra ya ha sido superada un par de veces por dos norteamericanos en 1986 gracias a la pelota “Comando”, la marca de Espino permanece intacta ante el embate de los bateadores derechos y la actividad de sus compatriotas, haciéndose cada vez más difícil de igualar dada la escasez de jonroneros y lo corto de las temporadas actuales.
Su récord fue quebrado por los zurdos Nick Castañeda y Jack Pierce, quienes batearon 52 y 54 vuelacercas respectivamente.
Ellos aprovecharon la viveza de la famosa pelota “Comando” y Castañeda fue el primer hombre en sobrepasar el récord del llamado “Niño Asesino” después de 22 campañas de permanencia.
Espino había llegado por la puerta grande a los Sultanes disparando 23 y 24 jonrones en sus dos primeras temporadas en el verano.
Pero el jonronero mexicano no se midió y en la siguiente campaña, o sea la de 1964, se despachó con la cuchara grande al botar 46 esféricas tras la cerca, eclipsando de esa forma la reciente marca de 39 cuadrangulares impuesta apenas el año anterior por Ronnie Camacho de los Pericos de Puebla.
Los únicos que se han aproximado han sido el coahuilense Andrés Mora con 41 jonrones en 1985 jugando para los Tecolotes de Nuevo Laredo y el campechano Nelson Barrera “El Almirante” con 42 batazos de vuelta entera en 1987 siendo integrante de los Diablos Rojos del México. Ambos se dieron gusto sacando la bola de los parques de pelota donde vieron acción, pero se quedaron cortos ante la insuperable marca del nativo de Chihuahua.
La marca ha perdurado a través de los años y el nombre de Héctor Espino ligado a los Sultanes de Monterrey sigue en la cumbre en el renglón más importante de la ofensiva, el jonrón, el batazo de cuatro esquinas, donde el chihuahuense sigue siendo el rey aunque nos encontremos a 50 años de distancia de haber impuesto su incomparable marca de 46 cuadrangulares en una campaña.
El récord de Héctor Espino cumple hoy medio siglo de haber sido impuesto y eso habrá que celebrarlo de alguna manera.