La nueva versión de Windows, pieza clave del imperio de software de Microsoft, con unos 1.500 millones de usuarios en todo el mundo, representa “el primer paso en la creación de toda una nueva generación de Windows”.
Así lo explicó Terry Myerson, vicepresidente de Microsoft, cuando presentó Windows 10. En ese momento, la empresa adelantó que su intención era ofrecer una plataforma unificada para todos los aparatos, desde computadoras hasta tabletas y móviles. A eso se le agregó la Xbox One, mediante una app que permitirá mantener la experiencia de juego donde sea.
Windows 10 estará disponible durante un año como una actualización gratuita para los usuarios de Windows 7, Windows 8.1 y Windows Phone 8.1. Se desconoce qué sucederá luego de ese año.
Con esta iniciativa, la mayor compañía mundial de software busca aferrarse a los consumidores en la nueva era móvil. Al mismo tiempo, significa un importante cambio para la firma, que siempre cobró por las nuevas versiones de Windows, uno de sus principales generadores de ingresos.
El cambio muestra que Microsoft se mueve hacia un modelo de suscripción frecuentemente actualizado para su sistema operativo en lugar de grandes actualizaciones de pago cada pocos años. Es decir, migra hacia el sistema de Apple y Google.