La reacción del Congreso a la eliminación de Cuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo por Barack Obama generó fuerte apoyo y oposición en los pasillos del Capitolio estadounidense.
Sin embargo, muchos legisladores de ambos partidos evaluarán la medida en el tiempo permitido por la ley.
Cuba permanecerá en la lista de patrocinador de terrorismo durante un período de 45 días, tiempo durante el cual el Congreso podría aprobar una resolución para bloquear la decisión de Obama. Otros países en la lista son Irán, Sudán y Siria.
El anuncio de la Casa Blanca el martes llegó mientras muchos legisladores estaban centrados en otro asunto de política exterior, el papel del Congreso en las conversaciones nucleares de Irán.
Miembros de ambos partidos dicen que van a utilizar el período de revisión para examinar el historial de Cuba detenidamente.
“Vamos a revisar los fundamentos [de la administración] y utilizar el período de 45 días para determinar si nos atenemos a la determinación del presidente”, dijo el senador demócrata Tim Kaine, quien, no obstante, se califica como un “firme partidario” a la normalización de relaciones entre Washington y La Habana.
Igualmente prudente es el republicano Bob Corker, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, quien dijo que está redactando una carta a la Casa Blanca en busca de más información sobre la decisión del presidente.
Otros tienen opiniones definidas sobre compromiso de la administración de Obama con el gobierno comunista de Cuba.
Durante décadas después de la Revolución Cubana de 1959, La Habana ha respaldado insurgentes y movimientos de izquierda en América y partes de África.
Los analistas dicen que el aventurerismo internacional de Cuba terminó en la década de 1990, aunque La Habana continúe albergando algunos fugitivos de la justicia estadounidense.
Más recientemente, Cuba ha desempeñado el papel de mediador en lugar de agitador, donde se realizan las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y los rebeldes izquierdistas de las FARC.