En los días previos a la elección, sindicatos radicales de maestros en distintos estados del sur y sudeste de México ocuparon instalaciones del Instituto Nacional Electoral (INE), quemaron boletas electorales y atacaron sedes de partidos políticos.
En Oaxaca, donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tiene más fuerza, los maestros tomaron gasolineras, lo que había provocado desabastecimiento de combustible en el turístico estado, donde una mayoría de la población es indígena.
Monte Alejandro Rubido, comisionado nacional de Seguridad, dijo que las fuerzas federales comenzaron a desplegarse desde el viernes y que ya habían logrado recuperar el centro de abastecimiento de gasolina de la petrolera estatal Pemex en Oaxaca,, con lo que la situación comenzó a normalizarse.
Hasta donde se sabe unos 40,000 efectivos de las tres fuerzas han sido desplegados.
Se trata de una de las mayores operaciones de fuerzas de seguridad federales de los últimos años, comparable con el despliegue que el presidente Felipe Calderón (2006-2012) hizo al inicio de su administración cuando lanzó un combate frontal contra los cárteles del narcotráfico.
Mientras iban llegando las fuerzas federales, los maestros desalojaron las sedes del INE que tenían tomadas en Oaxaca.
Las fuerzas fueron desplegadas en Oaxaca pero además en los estados de Chiapas, Michoacán y Guerrero, estos dos últimos bajo amenaza del crimen organizado, donde en los meses previos a los comicios fueron asesinados varios candidatos a alcaldes.
Los maestros quieren que el Gobierno eche atrás una reforma educativa que está sometiendo a los docentes a evaluaciones con el fin de elevar la calidad de la educación.