Angela Merkel, canciller federal de Alemania recibió a Barack Obama, presidente de Estados Unidos, antes del inicio de la Cumbre del G-7, que reúne durante dos días en Baviera a los mandatarios de las siete principales economías del mundo.
Obama fue recibido en Krün, un pequeño pueblo situado en las inmediaciones de Elmau, el enclave idílico de los Alpes en el que se celebra la cumbre, con música y comida típica de la región.
Merkel mantuvo un encuentro bilateral con su homólogo estadounidense en la pequeña localidad en donde reinó la armonía y apenas sombras del escándalo de espionaje masivo que lastimó las relaciones entre los dos países en los últimos meses.
Ante los medios de comunicación, Merkel recordó que Alemania y Estados Unidos son amigos y aliados “a pesar de las diferencias de opinión”, destacando que la cooperación estrecha que mantienen se basa en el “interés mutuo”.
El presidente estadounidense no se quedó atrás a la hora de referirse públicamente a las buenas relaciones entre Washington y Berlín y señaló que “Alemania y Estados Unidos conforman en la actualidad una de las alianzas más firmes que existen en el mundo”.
Una buena sintonía que contrasta con el enfriamiento de relaciones con Rusia y que se pone de manifiesto por la ausencia del presidente Vladimir Putin por segunda vez consecutiva en una cumbre de esta envergadura.
La crisis de Ucrania pone en evidencia que la diferencia de posturas entre el este y el oeste parece de nuevo insalvable, no en vano, antes de comenzar la cumbre Obama instaba a sus homólogos del G-7 a hacer frente a la “agresión rusa”.