Santiago, capital chilena declaró emergencia ambiental, por primera vez en 16 años debido a los pésimos índices de suciedad del aire, que obligó a paralizar 1.300 empresas y el 40% de los vehículos más modernos.
La emergencia siguió a tres días consecutivos de preemergencia ambiental que prohibió la circulación del 20% de los vehículos con convertidores catalíticos, pero que no logró el descenso de los índices de contamianción.
A la paralización del 40% de todo tipo de coches motorizados modernos, se suma el 80% de los automóviles más antiguos, de un parque automotriz cercano a los 1,7 millones de coches, se sugiere suspender clases de educación física y se prohíbe encender chimeneas que utilicen con madera.
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