Los líderes de la eurozona dieron al primer ministro Alexis Tsipras una última oportunidad de presentar una propuesta viable sobre cómo salvar a su país de la ruina financiera.
Tras superar su sorpresa de ver que Tsipras no presentó un plan detallado, los gobernantes europeos acordaron a regañadientes sostener una última cumbre el domingo, ya que —dijeron— eso daría a ambas partes una oportunidad de evitar el colapso de la desafiante nación helena.
Subrayando la gravedad del desafío, el presidente de la Unión Europea, Donald Tusk, decidió convocar a los 28 gobernantes de la UE a Bruselas y no sólo a los de los 19 miembros de la eurozona, porque para el bloque, “quizá sea el momento más crítico de nuestra historia”.
El presidente francés François Hollande coincidió con el punto de vista de Tusk. “No se trata solo de un problema de Grecia, se trata del futuro de la Unión Europea” el que está en juego, apuntó.
Soy extremadamente pesimista sobre esta cumbre. También sobre si Grecia quiere realmente presentar propuestas, una solución”, dijo el primer ministro holandés, Mark Rutte.
Los socios de Grecia en la eurozona han dicho que quieren ayudar a Grecia a mantenerse en el euro, pero se han quejado con la misma frecuencia sobre Grecia dando largas durante meses de negociación.