El ruido del viento hacia más agradable el recorrido por los caminos empedrados del Centro Ecológico “Francisco Brown Gantus”. En sus diversos espacios se podían apreciar a las diferentes especies que alberga, la gran mayoría en descanso placentero, en tanto el personal encargado de su cuidado trabajaba en preparar los alimentos que había de distribuir.
Peces, tortugas, mapaches, venados, aves, cerdos, cocodrilos, gansos, o un ave “rompe huesos”, llamada así porque su presa la sacude hasta que sus huesos quedan totalmente rodos para poderla engullir, por citar algunos, se dejaban ver por los visitantes, pocos en realidad para la tranquilidad que se sentía y la limpieza de sus avenidas.
Carlos Llanez Luna, encargado del lugar, aseguró que los ejemplares están en buenas condiciones de salud, no hay enfermedades ni tristeza en ellos, y reciben su alimentación a tiempo.
Lamentó que se haga una mala difusión del lugar, cuyas causas dijo desconocer y que confió no afectarán su funcionamiento.
Desde la entrada, hasta el último rincón, se respira un aire limpio, se disfruta del viento y de los juegos de las diferentes especies, algunas con sus crías, como es el caso de los venados, pues hace tres meses nació un cervatillo, que es vigilado de cerca por su madre.
Este Centro Ecológico, según explicó el encargado, ha mejorado mucho con el apoyo del ayuntamiento de Campeche, que señaló ha gestionado recursos para hacerle mejoras físicas y los animales tengan mejores espacios.
Llanez Luna, comenzó a trabajar en el Centro Ecológico, junto con su creador, Francisco Brown Gantús, hace más de 4 lustros, de donde luego de más de diez años, salió para regresar en el 2012 y hacerse cargo del lugar.
Asegura que las condiciones en que lo encontró no eran las mejores, lo que afirmó ha cambiado de forma importante en la presente administración.
Afirmó que en la visita de personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), los inspectores constataron las condiciones del lugar, de los espacios asignados a las diferentes especies, según sus necesidades y la alimentación que reciben, enriquecida con nutrientes específicos. Desmintió rumores de que su salud es mala.
-Están bien, juegan, graznan, vuelan, duermen como deben hacerlo, salen de sus madrigueras y están tranquilos. Si estuvieran bien, estarían tristes y eso no es así –afirmó y agregó que son atendidos por un médico veterinario, que se mantiene atento a su desarrollo, sobre todo cuando hay crías.
En los estanques podían observarse peces y tortugas, en gran movimiento los primeros, en cuyo fondo ya hay huevecillos que pronto darán paso a “otra generación” y comentó que en ocasiones los visitantes preguntan por qué no están con agua transparente.
-No podemos retirarles toda el agua porque se mueren. El cambio debe ser mitad y mitad; además, ahorita hay huevecillos en el fondo y cambiar el agua, los mataría… algunas personas lo entienden, otras no, pero cuando regresan y ven que hay más peces, nos felicitan por el trabajo que se hace y eso realmente nos motiva.
La tranquilidad que se respira en el lugar, con un aire limpio, caminos seguros, convierte al Centro Ecológico en un espacio que debe recibir mayor promoción entre los turistas y campechanos, principalmente.
Finalmente, comentó que la solicitud de documentación de la Profepa, es a las autoridades municipales, no al encargado del Centro Ecológico.