Una huelga general y convocada a 24 horas por los sindicatos uruguayos, la primera del segundo mandato presidencial de Tabaré Vázquez, halló en los empleados del transporte, la educación y la salud a sus principales aliados, si bien principalmente estos últimos respetaron los servicios mínimos.
No obstante, el centro de Montevideo, que da cobijo a la mitad de los 3.4 millones de habitantes del país, parecía hoy más un domingo que un jueves laborable.
Con el lema “Cuando a los trabajadores nos va bien, al país le va bien”, la central sindical PIT-CNT llamó al paro para pedir más inversión pública y un mayor aumento de salarios, así como un seis por ciento del PIB para la educación y que el país se retire de la negociación del tratado internacional de liberalización de servicios TISA.
La movilización llega pocos días antes de que el 31 de agosto se agote el plazo para que el Gobierno remita al Parlamento el proyecto de Presupuesto Nacional para los próximos cinco años y, además, trabajadores, Ejecutivo y empresarios se hallan en plena instancia de convocatorias del Consejo de Salarios.
En el sector del comercio, algunos supermercados abrieron todos sus establecimientos, pero en las principales arterias de la capital se veían muchas tiendas cerradas.
En el ramo de la educación, el paro abarcó a todos los niveles y la secretaria general de la Asociación de Maestros de Uruguay (ADEMU), Raquel Bruschera, dijo que entre los maestros “ha sido muy grande” y que muchas escuelas han estado cerradas. Señaló que ningún alumno tuvo que volverse a casa por no poder recibir clase, dado que “los padres ya sabían que el centro iba a estar cerrado”.
En el ámbito de la Salud, fuentes sindicales informaron de un seguimiento de la huelga del 90 % en todo el país, si bien se respetaron los servicios mínimos establecidos.