El discurso pronunciado por el Papa Francisco este jueves ante el Congreso de Estados Unidos, en Washington giró en torna al llamado a la abolición de la pena de muerte, el control del tráfico de armas y la crisis de los refugiados.
“La regla de oro está en la responsabilidad que tenemos de proteger y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo (sic) esta convicción me ha llevado, desde el comienzo de mi ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte. Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada”, dijo Francisco, secundado por fuertes aplausos de las dos cámaras que componen el Congreso.
Con tono sereno, pero crítico Francisco también se refirió al tráfico de armas y cuestionó: “¿por qué armas letales son vendidas a quienes pretenden infligir sufrimiento indecible sobre individuos?”, ante lo cual expresó que “frente al silencio vergonzoso y cómplice, es nuestro deber acabar con el tráfico de armas”.
También hizo un llamado a la vigilancia contra “cualquier tipo de fundamentalismo de índole religiosa o del tipo que fuere”, y evitar la tentación del “reduccionismo simplista” de dividir la realidad entre buenos y malos.
Por otro lado se refirió a la importancia de la familia en el entrno social y la repercusión en la misma cuando estas normas se rompen.
“No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino sobre todo riqueza y belleza de vivir en familia”, agregó Francisco, quien fue aplaudido en gran parte de su intervención. Y agregó su gran preocupación por “los jóvenes” quienes son los más vulnerables y llamó a poner más atención sobre ellos y sobre su futuro.
Casi al finalizar, el papa Francisco llamó a adoptar “acciones valientes” y desarrollar estrategias para enfrentar los efectos del cambio climático, asunto que enfoca su encíclica ‘Laudato Sí’ que publicó este año.