México es, con 74.6 años, el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que no ha superado el nivel de los 75 años de esperanza de vida y es también donde más lentamente ha avanzado desde comienzos de siglo.
Comportamientos perjudiciales para la salud como la mala alimentación o la alta tasa de obesidad figuran entre las primeras razones que explican la mediocre progresión de la esperanza de vida en México.
En concreto, el incremento fue de 1.1 años entre 2000 y 2013, cuando en ese mismo periodo el aumento de la mayoría de los 34 países miembros de la organización fue de más de tres años, hasta una media de 80.5 años.
En México no son tan frecuentes los comportamientos dañinos como el tabaquismo o el consumo de alcohol, como en otras partes del mundo, pero la mala alimentación y su corolario, la obesidad, pesan en numerosos problemas, desde la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o las afecciones respiratorias.
Un 32.4% de los mexicanos adultos son obesos, una cifra que solo superan los estadounidenses con 35.3%, mientras que queda muy lejos de la media en la OCDE, 19%, y mucho más del 4.7 % de los surcoreanos y del 3.7 % de los japoneses.
México se desmarca de la inmensa mayoría de los Estados de la OCDE por su falta de avances desde 1990 en la reducción de la mortalidad por paro cardiaco, que se mantiene a un nivel elevado, alrededor de 140 decesos por cada 100,000 habitantes, frente a una media de 117.
Aun así, en México el gasto total en salud per cápita y como porcentaje del PIB sigue siendo mucho más bajo que en casi todos los demás países de la OCDE (con la excepción de Turquía).