El Papa Francisco censuró a los obispos y sacerdotes que llevan “dobles vidas”, porque mientras predican el evangelio, dijo, en realidad viven “apegados al dinero” y disfrutando de la comodidad del estatus.
Criticó la comodidad del estatus de quien vive cómodamente pero sin honestidad, como los fariseos de los que hablaba Jesús. El Papa pidió dejar estas “dobles vidas” y vivir “la radicalidad del evangelio”, servir sin detenerse y olvidarse de uno mismo.
Y puso como ejemplo a San Pablo, quien –apuntó– nunca se detenía para conseguir un puesto ventajoso, una autoridad para ser servido. En el mismo sentido, Francisco criticó a quienes llevan “una vida de faraón”, al mismo tiempo que predican las enseñanzas de Cristo.
La Iglesia debe hablar con la verdad y también con el testimonio, el testimonio de la pobreza. No es posible que un creyente hable de pobreza y de los sin techo y lleve una vida de faraón, sostuvo el pontífice.
No obstante, dijo que el Vaticano no puede deshacerse de su valioso patrimonio inmobiliario y artístico, porque este finalmente pertenece a la humanidad.