El Líbano amaneció de luto nacional tras el atentado que sacudió ayer un feudo del grupo chií Hizbulá en el sur de Beirut y que causó al menos 43 muertos y 239 heridos, las banderas ondean a media asta en las administraciones y edificios públicos, mientras que escuelas, universidades e institutos técnicos están cerrados tras una decisión tomada en ese sentido por el ministro de Educación, Elias Bu Saab.
Los responsables libaneses y la prensa del país condenaron de manera unánime dicho atentado, reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Organizaciones como la ONU y la Liga Árabe condenaron el atentado.
En un comunicado, el secretario general de la organización panárabe, Nabil al Arabi, tildó el atentado de “atroz” y expresó su “solidaridad total con el pueblo y el Gobierno libanés en su lucha contra el terrorismo y el extremismo”.
Países como Estados Unidos y Arabia Saudí, de confesión mayoritaria suní, también denunciaron el ataque.
Por su parte el embajador de Riad en Beirut, Ali Asiri, señaló que su país condena con fuerza el atentado, y trasladó sus condolencias a los familiares de los muertos, así como al Gobierno y al pueblo del hermano Líbano.
El EI, de confesión suní, lucha en Siria contra los milicianos de Hizbulá, chií, que son aliados del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, en el conflicto civil que tiene lugar en su país desde el año 2011.