Los problemas de inseguridad no se acaban cuando se encarcela a alguien, aseguró el Papa Francisco y urgió a atender las causas estructurales de la violencia.
Durante su último día en México que lo llevó hasta la frontera con Estados Unidos, el pontífice visitó una prisión de Ciudad Juárez para enviar un mensaje de misericordia a los presos.
A unos 700 internos de la que fuera una de las cárceles más peligrosas del país el papa les pidió “no quedar presos del pasado, del ayer” y “aprender a abrir la puerta al futuro”.
Su mensaje fue más amplio: “El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social”.
Una interna agradeció la visita del papa, a quien le dijo que su presencia era un llamado para aquellos que se olvidaron que aquí hay seres humanos y que aunque hayan cometido un delito “la mayoría tenemos esperanza de redención”.
El pontífice les aseguró que les hablaba desde la experiencia y sus propias heridas “que el Señor quiso perdonar y reeducar”. A los presos les pidió orar y “perdonar a la sociedad que no supo ayudarnos y que tantas veces nos empujó a los errores”.
El papa insiste en ir a prisiones en casi todos sus viajes al extranjero, algo que forma parte de su antigua costumbre de atender a los presos en su creencia de que lo más bajo de la sociedad merece dignidad.
Francisco ha criticado el abuso de la detención pendiente de juicio, a descrito las cadenas perpetuas como una pena de muerte encubierta e instado a un abandono global de la pena capital.