Por un lado, no sólo son científicos, sino que sus trabajos y experiencia en la Economía, Química, Física y Medicina han sido galardonados con el más alto premio que se puede dar, el Premio Nobel.
Por el otro, no sólo se trata de una organización ambientalista, sino que es una de las más grandes que hay en la lucha para detener el cambio climático, proteger la biodiversidad y evitar la utilización de transgénicos, entre otras campañas.
Y ahora unos 107 premios Nobel y Greenpeace están en pie de guerra sobre una de las áreas más controvertidas en la producción de alimentos: los transgénicos.
En una carta publicada en el sitio en internet Support Presicion Agriculture (Apoya la precisión en la agricultura) los expertos le piden a Greenpeace que suspendan sus esfuerzos de bloquear la introducción de un arroz genéticamente modificado que promete reducir las deficiencias de vitamina A.
Los científicos también señalan a Greenpeace como los principales opositores al llamado arroz dorado, que tiene el potencial de reducir o eliminar buena parte de las muertes y enfermedades causadas por una deficiencia de vitamina A y que según sus partidarios puede beneficiar a las personas más vulnerables en África y Asia.
“Me parece muy preocupante que estos científicos hayan firmado una carta que esté generando tanta confusión”, fue la reacción de Luis Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace España.
Para Ferreirim, la solución a la seguridad alimentaria está en la agricultura ecológica a menor escala y en un reparto equitativo de la alimentación.
“El informe que se publicó en mayo (sobre los cultivos genéticamente modificados) no tuvo en consideración los cultivos ecológicos, y para nosotros esta es la solución del futuro”, agrega.