Un ataque suicida contra un hospital de la ciudad de Quetta, en el oeste de Pakistán, ha causado hoy 63 muertos y más de un centenar heridos, uno de los peores en lo que va de año en suelo paquistaní.
Ocho kilos de explosivos detonaron en la entrada de emergencias del Hospital Civil de Quetta, adonde poco antes había sido llevado ya sin vida el presidente de la Asociación de Abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, asesinado en horas de la mañana a tiros por un grupo de hombres sin identificar.
Una fuente de la oficina del jefe de Policía de Baluchistán, provincia del suroeste del país de la que Quetta es capital, dijo que al menos 63 personas murieron y otras 101 resultaron heridas en la “fuerte explosión”, a la que siguió un tiroteo en el centro de salud.
Alrededor de 600 abogados y periodistas habían acudido al centro médico tras conocerse la noticia de la muerte de Kasi.
La insurgencia paquistaní ya había usado está táctica de dobles atentados en el pasado: en diciembre de 2013 un suicida mató con sus bombas a 30 personas en el entierro de un policía asesinado un día antes en Quetta.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó las muertes en un comunicado en el que afirmó que “no se permitirá a nadie perturbar la paz” y anunció que viajará hoy mismo a Quetta.