Alrededor de 637 conspiraciones y otras tantas aún sin descubrir, se han fraguado para atentar contra la vida del líder cubano Fidel Castro, todas ellas comprobadas con evidencias documentales, testificales y periciales.
Cerca de 170 de estos planes han sido desarticulados directamente por los órganos de seguridad del Estado cubano, con las pruebas que confirman el intento de magnicidio.
Dentro de ellas, cargas explosivas utilizando C3 y C4, sustancias químicas y venenosas en una veintena de oportunidades, así como armamento de todo tipo.
Dentro de este armamento ha habido morteros, ametralladoras, lanza cohetes, bazucas, fusiles con miras telescópicas, granadas, revólveres, pistolas y cuchillos.
La mayoría de estas maniobras, iniciaron a finales de la década de 1940, cuando Fidel comenzó a destacar como dirigente estudiantil con firmes posturas en contra de los regímenes dictatoriales de la época.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA, siglas en inglés) de ese país, reconoció en 1975 que habían organizado directamente ocho complots para asesinar a Fidel desde 1960.
El analista del Centro de Investigaciones de la Seguridad del Estado cubano, Pedro Etcheverry, detalló en entrevista con Xinhua que uno de estos planes inclusive comprendía la participación de figuras de la mafia estadounidense.