Michel Temer, el presidente de Brasil que llegó a su puesto tras el ‘impeachment’ de Dilma Rousseff, podría sufrir un destino similar al de la exmandataria. La Fiscalía lo denunció formalmente por corrupción pasiva a fines de junio y si la Cámara de Diputados decide hoy aprobar el juicio contra él, deberá dejar el cargo. Sin embargo, esto solo sería temporal. Para su remoción definitiva, hay un camino más largo.
El magistrado Edson Fachín, instructor del caso en el Supremo, protagonizó la primera etapa. Tras analizar las acusaciones, por mandato constitucional, las remitió a la Cámara de Diputados. Temer fue notificado así, de forma oficial, del inicio del proceso que puede llevarlo a juicio.
La Comisión de Constitución y Justicia debatió el caso y el presidente tuvo la oportunidad de presentar su defensa. La comisión tuvo un plazo de hasta cinco sesiones para manifestarse sobre la denuncia. Tras esto emitió un informe elaborado por el diputado Paulo Abi-Ackel, el cual recomienda rechazar los cargos.