A casi dos meses de que las comunidades indígenas, de alta y muy alta marginación, fueron afectadas gravemente por las torrenciales lluvias siguen esperando que llegue la ayuda del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
El fenómeno meteorológico incrementó la crisis sanitaria y económica que se vive por el Covid-19, pues el pequeño patrimonio de las familias mayas reunido a lo largo de los años y con mucho esfuerzo, quedó bajo el agua.
Los pobladores se estas comunidades claman por ayuda. Se trata de localidades de escasos recursos donde las pequeñas viviendas de las familias afectadas que subsisten del campo, no calificaron para las rígidas reglas de operación del Fonden, reveló el alcalde Diego Ávila Romero.
Del censo que se levantó de mil 610 casas dañadas, menos del 10 por ciento, solo 144 recibirán el apoyo federal. Lo mismo ocurrió con las 42 calles que quedaron destruidas por las corrientes de agua que se formaron, porque únicamente dos podrán acceder a recursos para desastres naturales.
“No era muy claro cómo se definían estos criterios, hay una cantidad enorme de viviendas precarias que se les llama, que son estructuras de palos y techos de lámina, por ejemplo, esas no entraron”, indicó.
Por su parte, el presidente municipal de Tekax advirtió que en lo personal, lo que más le preocupa es el campo, debido a que es la única forma que tiene la población de levantarse, donde se requiere una gran inversión en semillas, fertilizantes, herramientas, reparación de equipo apícola y sistemas de riego.
Se calcula que hay una pérdida del 85 por ciento de los cultivos de todo Yucatán, en 95 mil hectáreas con un valor comercial de dos mil 062 millones de pesos.
Además, de que nueve de cada 10 yucatecos afectados producen para el autoconsumo y el 60 por ciento pertenece a la comunidad maya.