Como un encuentro transdisciplinar y abierto a las distintas visiones, de diálogo y de crítica, en la conservación del patrimonio cultural mueble e inmueble, fue calificado el Sexto Foro Académico de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), del INAH, que del 23 al 26 de abril reúne a especialistas nacionales y extranjeros para presentar más de una treintena de investigaciones en la materia.
La actividad académica tiene como objetivo, además de presentar avances de estudios en la conservación de los bienes culturales, ser un “espacio de reflexión y de crítica, para los distintos actores tanto de instituciones como de centros educativos, para que aporten sus experiencias y su conocimiento sobre distintos aspectos patrimoniales”, dijo Liliana Giorguli Chávez, directora de la ENCRyM.
Al inaugurar los trabajos del foro, destacó el carácter interdisciplinar de este plantel del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH): “Como escuela, entendemos la diversidad de temáticas relacionadas con la conservación, restauración y difusión del patrimonio cultural mueble e inmueble, fomentando el intercambio entre el gremio de restauradores y museógrafos, con historiadores, historiadores de arte, antropólogos, químicos y sociólogos, entre otros”.
Giorguli Chávez destacó que en la ENCRyM “la actividad del restaurador es entender que la conservación está dentro de una política y, dentro de este ámbito, proponer sentidos a la preservación de los bienes culturales en términos de una actividad social”.
En su oportunidad, Guadalupe de la Torre, secretaria Académica de esta escuela nacional, señaló que esta edición del foro se desarrolla a través de seis mesas temáticas con enfoque multidisciplinario: Valoración del Patrimonio; Lectura y documentación; Diagnóstico y praxis; Perspectivas de interpretación; Comunidad y gestión, y Procedimientos de análisis.
De la Torre agregó que, tras el ejemplo de otros encuentros de restauración de varios países, además de la exposición en vivo, se optó este año por la presentación de proyectos en forma de cartel, mismos que serán exhibidos y explicados por sus autores en el área de la Media Luna de la ENCRyM; además de la ya tradicional exposición de materiales para la restauración, libros, revistas y artesanías.
Patrimonio industrial
Entre las ponencias expuestas en la apertura del Sexto Foro Académico de la ENCRyM, la restauradora Jannen Contreras Vargas abordó el tema de la preservación del patrimonio industrial, ámbito en el cual “países como Francia, Alemania y Reino Unido son ejemplos de su cuidado y aprovechamiento, en contraste con nuestro país, donde todavía no contamos con un catálogo puntual sobre estos bienes. No obstante, nuestras condiciones son muy distintas, no todos los complejos fabriles elegantes se deben convertir en museos, en una nación donde el consumo cultural es bajo y los recursos económicos no son abundantes”.
La especialista egresada de la ENCRyM y maestra en Ciencias y Conservación Forense en la Universidad de Lincoln, Reino Unido, opinó que debemos tener nuestro propio criterio de por qué determinados bienes industriales importan particularmente, y por lo tanto deben ser registrados y conservados; hay que asegurarnos por lo menos de salvar hoy las evidencias que encierran algunos objetos, para no negar en el futuro la posibilidad de encontrar sentido a la propia existencia del hombre a través de éstos”.
La también titular del Seminario Taller de Conservación de Metales en dicha escuela, destacó que se debe propiciar la restauración de fábricas y maquinaria ya obsoletas, porque son los testigos de la revolución industrial. Para la conservación y mantenimiento del patrimonio industrial se hace necesaria la participación de la sociedad en su conjunto, además de la creación de leyes que protejan dichos bienes.
No todo el patrimonio fabril es sujeto de conservación, señaló la especialista, al referir que la ausencia de un marco legal al respecto deja al patrimonio industrial en el desamparo, porque actualmente tiene gran valor los terrenos donde se establecieron las fábricas, no así los edificios y la maquinaria, que desaparecen aceleradamente.
Al dictar la ponencia titulada La supervivencia de los objetos más aptos: el reconocimiento y conservación del patrimonio industrial, Jannen Contreras dijo que “aunque la maquinaria no es una obra de arte, se le puede considerar relevante “por su capital simbólico y por lo que representa para la memoria de la sociedad”.
Concluyó que en México, el Parque Fundidora, en Monterrey, Nuevo León, es un ejemplo a favor de la conservación del patrimonio industrial, en cambio, durante los años 90 se demolió una cuarta parte de la fábrica textil de Río Blanco, que debería conservarse pues es un símbolo de la lucha de la clase obrera y uno de los antecedentes de la Revolución Mexicana.