Minutos de desesperación vivieron vecinos de un edificio ubicado en Pujiang, en la provincia de Zhejiang, China, quienes al escuchar los llantos de un pequeño se percataron de la presencia de éste en las tuberías del caño.
Presuntamente, el cuerpo de un bebé había sido arrojado por el inodoro poco después de nacer. Tras el dramático rescate, el chiquito se recupera en la sala de un hospital.
Todo comenzó con el llanto del nene, que alertó a un grupo de vecinos. El quejido provenía de un baño de acceso común de un edificio de Pujiang, los bomberos arribaron inmediatamente y llegaron al caño en el que estaba atrapado el nene, cabeza abajo.
En principio intentaron sacarlo tirando de sus pies, pero no lo lograron. Fue entonces que decidieron remover el tubo y llevarlo al hospital, donde con sumo cuidado serrucharon la cañería, de 10 centímetros de diámetro. Del procedimiento participó también personal médico, que puso al chiquito en una incubadora tras realizarle las primeras curaciones.
El bebé pesó 2.3 kilos y midió 30 centímetros. Al momento del rescate todavía tenía el cordón umbilical y restos de placenta. Presentaba, además, rasguños en la cabeza y en partes de su cuerpo y ya sufría la falta de oxígeno. Sus pies ya estaban azules. El operativo para sacarlo se prolongó unos 20 minutos, pero todo el rescate unas dos horas. La parte en la que lo retiran fue registrada en un video que conmueve al mundo.