Miembro del Salón de la Fama del Béisbol mexicano, poseedor de numerosas marcas y autor de verdaderas hazañas desde el montículo, tocó el turno al chiapaneco Miguel Solís exponer sus vivencias como serpentinero y principalmente como coach principal de pitcheo de la organización Piratas de Campeche en el segundo día del intercmabio con especialistas de pitcheo de Cuba.
El oriundo de Arriaga, Chiapas y coach de lanzadores de los filibusteros, tuvo una extraordinaria participación con los entrenadores cubanos que tienen la especialidad del pitcheo, en la isla caribeña, y recordó las épocas en las que llegóa enfrrentar a uno de los bateadores más temible de los lanzadores, el “Superman” de Chihuahua, Héctor Espino.
“El éxito del pitcher está en su control”, le mencionó a los caribeños.
Miguel Solis Castillejos ha sido el último pitcher en la Liga Mexicana de Béisbol que ha conseguido el mayor número de triunfos en una temporada, con 25 éxitos, hazaña que consumó en la temporada 1979. Además ocupa el duodécimo lugar de todos los tiempos en la LMB, con 202 triunfos.
Los instructores cubanos mostraron mucho interés por conocer los lanzamientos rompientes que se utilizan mucho en el béisbol mexicano, de los cuales Solís era un verdadero escultor que sabía dónde colocar sus envíos.
“Cada quien tiene su estilo de lanzar, pero yo creo que todo está en el trabajo de la muñeca; además, en México se acostumbra a calentar con “boleos” a una distancia larga, con el fin de tirar más fuerte, yo diría que mejor se suelte el brazo en un espacio más corto, pero que se tenga control, eso es lo que requiere un pitcher”, puntualizó.
De igual manera, Miguel Solís recordó que en su época de lanzador, el buscaba ser más inteligente que el bateador, sus envíos no los “enseñaba” ya que si lo hacía el ofensivo sabía cuál lanzamiento venia en camino.
También recordó Miguel Solis, que en sus tiempos se enfrentaba a un extraordinario bateador como era Héctor Espino, “él no tenía zona de straic, así que lo que tenía que hacer uno, es lanzar estraic”.
“Yo le pedía al mánager un día antes de que iba a lanzar el roster del equipo contrario, me la pasaba estudiando a los bateadores, esa dia me dormía hasta las cuatro o cinco de la mañana, no me daba hambre, yo me fijaba la responsabilidad, nadie estaba atrás de mí, yo sabía lo que tenía que hacer”, anotó.
Una vez más, por la tarde se desarrolló la sesion teórica con su respectivo análisis de lo abordado por ambos lados.