Renzo Zocca, de 70 años, párroco de un pequeño pueblo de Verona, al norte de Italia, le escribió al papa para ofrecerle su automóvil y a principios de agosto, el pontífice lo llamó por teléfono para agradecerle el gesto y decirle que aceptaría su regalo gustoso.
Según publicó Vatican Insider, ambos hablaron por largo rato y durante la conversación el papa le preguntó al párroco: “¿De verdad estás seguro?, de verdad quieres traérmelo?, ¿no es mejor que se lo des a los pobres?”.
Zocca le dijo que ese automóvil ya había hecho mucho por los pobres y que ahora tenía que ser del papa.
El sábado pasado, Francisco encontró en la plaza de Santa Marta un grupo de 50 fieles de la diócesis de Verona, acompañados por Zocca, que le trajo como regalo Renault 4 de 1984, de color blanco.
El párroco le contó a la revista católica Familia Cristiana que el papa lo llamó al teléfono y le dijo: “Soy papa Francisco” y que éste aceptó el coche como regalo y ambos acordaron encontrarse el 7 de septiembre.
“Cuando nos encontramos, frente a Santa Marta, junto a ese Renault 4 blanco recién enlucido, por razones de seguridad sólo había 50 de mis parroquianos. El papa salió de Santa Marta y nos abrazamos con fuerza, durante un minuto interminable”.
“Antes de la audiencia privada, que iba a tener lugar en un aula junto a la Sala Nervi, le confié que me sentía mal por esos otros 50 que se habían quedado fuera con la nariz pegada a la verja de San Pedro”.