Luego de tres meses en el hospital conectada a un respirador artificial, una joven embarazada, Hungara, con diagnóstico de muerte cerebral, logró, llevar a buen término su alumbramiento y beneficiar con la donación del resto de sus órganos a cuatro personas más
La joven sufrió un accidente cerebrovascular cuando llevaba 15 semanas de gestación. Su familia y su pareja decidieron mantenerla con vida artificialmente para permitir el desarrollo del feto. Un bebé saludable que nació por cesárea tres meses después.
La mujer, de 31 años, fue desconectada a los dos días, pero sus órganos sirvieron para salvar a cuatro pacientes que necesitaban ser trasplantados.
La joven -cuya identidad no fue revelada- cursaba un embarazo de poco más de tres meses cuando en abril un ACV torció sus planes y los de su familia.
Fue trasladada al centro médico de la Universidad de Debrecen, en Hungría donde fue operada, pero el resultado no fue satisfactorio: sufrió muerte cerebral.
En su cuerpo, no obstante, seguían latiendo dos corazones, el suyo y el del feto.
En medio del drama, la decisión recayó en su pareja y su familia, que resolvieron continuar con el embarazo pese a que el desafío al que se enfrentaban era enorme.
Se armó un equipo interdisciplinario integrado por neurólogos, obstetras, genetistas, anestesistas, neonatólogos, infectólogos y endocrinólogos, entre otros, encargados de controlar la respiración, el equilibrio hormonal, la nutrición del feto y de asegurar así sus chances de vivir.
Al lado del cuerpo de su mamá se colocó una radio para rodearlo de voces humanas. Los familiares hicieron su parte: “Venían del campo tres veces por semana de visita. Le hablaban al bebé que estaba en el vientre de su mamá y le acariciaban la panza”, contó durante la presentación del caso la jefa de Neurocirugía, Csilla Molnár.
Tras tres meses de internación los médicos decidieron que era el momento oportuno para el nacimiento. Le practicaron una cesárea en la semana 27. El recién nacido pesó 1,420 kilos y pasó dos meses y medio en incubadora, hasta ser dado de alta en buen estado de salud.
A los dos días, su mamá fue desconectada del respirador. Su hígado, riñones, páncreas y corazón fueron trasplantados a cuatro pacientes que esperaban esos órganos.