Campeche, junto con otras seis ciudades declaradas patrimonio de la humanidad, está en riesgo de perder este carácter decretada por la UNESCO, informó la presidenta del Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), Olga Orive Belinguer.
En entrevista a medios nacionales, mencionó que Guanajuato; Campeche; Tlacoltapan, Veracruz; Puebla; Distrito Federal, Zacatecas y Nayarit, se han convertido en ciudades “fantasmas, vacías y con grandes cinturones de miseria”.
“Se están equivocando en su visión de mundo, sin saber que la lista de patrimonio mundial está llegando a su fin, era representativa, no se busca meter a todos a como diera lugar. Se trata solo de proteger nuestro patrimonio, de vivir en paz en un mundo que nos de esa emoción de vivir con su patrimonio, maldito dinero”.
Ejemplificó que en Campeche, se está invirtiendo dinero que no se tiene para reconstruir una muralla mientras la gente padece de hambre y carece de los servicios básicos indispensables, de vivienda y de trabajo.
Señaló que han equivocado sus planes de manejo y políticas conservación y preservación de la belleza arquitectónica.
Agregó que en estas ciudades, se detectaron alteraciones y pérdida del sentido de sustentabilidad e integral de las políticas públicas de conservación y preservación del patrimonio material e inmaterial, por la aplicación acciones orientadas a generar turismo.
Ante esto, pidió reorientar la visión de las políticas públicas de México en materia de rescate y conservación de su patrimonio, a través del fomento del desarrollo integral del territorio, sumando a tales acciones la amplia participación activa de la sociedad.
Dejó en claro, que parte de la importancia del nombramiento de patrimonio de la humanidad, recae en tomar en cuenta a su gente, sus tradiciones y costumbres.
Ante lo anterior, consideró necesario modificar y humanizar las políticas públicas de conservación que ejercen algunos gobiernos locales y en particular el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Secretaría de Turismo federal.
Señaló que los programas de ordenamiento y conservación de las ciudades que ejercen como política pública los gobiernos federal y locales deben guiarse fundamentalmente en el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos que viven en las ciudades coloniales.
“No uniformar las calles y crear falsos escenarios de atractivo con el único interés de fomentar el mercantilismo y la presencia de turistas que solo llega a generar más pobreza y conflicto en dichos espacios”.
Aseveró que en el momento en que se mejora la calidad de vida de la gente que habita en las ciudades patrimonio, se mejorará la imagen de la llamada quinta fachada de las ciudades patrimonio “el territorio”.
Ante lo anterior, urgió la adecuación del marco legal federal para estar al día con los instrumentos internacionales, a fin de que por un lado se declare en la misma Constitución general de la República el derecho al patrimonio cultural, a fin de definir nuevas categorías de espacio de conservación.